Tendencias y desafíos: Un análisis integral sobre el feminismo en la actualidad

Para mejorar nuestra sociedad actual, es necesario comprender el contexto, algunos conceptos y nuestra realidad. Por eso, intentaremos, de manera sencilla, explicar por qué es necesario el feminismo.

El patriarcado es el sistema ideológico y estructural, que da poder al hombre sobre la mujer. Así, justificándose a partir, de las supuestas diferencias biológicas entre ellos y ellas, define una organización social desigual, donde el hombre se encuentra a la cúspide de la pirámide, y la mujer debajo, siente sometida e invisibilizada. Y de este modo, con la excusa de seguir la orden natural, se concluye que los hombres son superiores y las mujeres inferiores.

Un ejemplo, es que la mayoría de los lugares de poder estén ocupados por hombres, según la FEDA, sólo el 10% de los lugares de alta dirección son ocupados por mujeres. Y no es que las mujeres no sean tan buenas como los hombres, y que no sean capaces de realizar las tareas como ellos. Sino que es porque no tienen las oportunidades, y si finalmente, lo consiguen, son ridiculizadas o cuestionadas, como preguntar con quién han tenido intimidades.

O también lo es el hecho que las mujeres en toda la historia hayan sido invisibilizadas. No es que no existan mujeres científicas, artistas, escritoras, etc. a lo largo de la historia, sino que se las ha escondido. Cómo es Rosalind Frankilin, descubridora del ADN, y no Watson y Crick, los cuales siempre se estudian; o Margaret Keane, en que sus cuadros tuvieron la autoría de su marido; entre muchísimas otras. Pero, además, esto no es cosa solo del pasado, sino que en la nueva película Oppenheimer, no menciona a mujeres importantes en el descubrimiento de la bomba atómica, como lo es Lise Meitner, descubridora de la fisión nuclear. Esto, provoca falta de referentes en las nuevas generaciones.

Por otro lado, el machismo son las creencias, actitudes, comportamientos y omisiones que perpetúan la sumisión y opresión de la mujer. Por lo tanto, el machismo es la manifestación de la ideología patriarcal. Por eso, cualquier concepción o idea que se relaciona con lo “femenino” es despreciado. Así, no solo se ataca a las mujeres, sino también a cualquier hombre que no siga la norma del que se establece como masculino.

De ejemplos podríamos tener: miradas lascivas con connotación sexual, cuando se va a un lugar no frecuentado por mujeres o cuando se pasa por un bar; que te griten cosas desde un coche; que te hagan comentarios sexuales en contextos que no corresponde; ser dictadas como “mandonas”, cuando a un hombre se le dice que “tiene dotes de líder”; o despreciar una idea de una mujer, y que después diga exactamente lo mismo un hombre, y se le considere la idea; etc.

Y en niveles más altos de violencia, lo podrían ser el acoso sexual, las agresiones sexuales y el tráfico de mujeres. Y, aun así, se continúa cuestionando a la mujer, de que hacía en estas horas por la calle, porque se vestía así, porque los habló… Así, no se la percibe como una víctima, sino como la culpable y responsable.

Al final, el machismo dirige la vida de las mujeres, puesto que, a través del miedo, de la vergüenza, etc. influye nuestras acciones: como cambiar de vestimenta porque no te digan nada, pasar por otra calle por no tener miedo, cambiarse de lugar porque no te toquen… Y en cuanto a los hombres, cuando algunos rompen los esquemas, y responden al machismo, son considerados como “calzonazos”; es decir, se los asocia a lo femenino, porque es ser menos.

Dentro del machismo, se engloba los micromachismos, que se definen como las verbalizaciones, actitudes o acciones sutiles que perpetúan la violencia hacia la mujer en la cotidianidad. El hecho que sean tan sutiles, socialmente no están condenados, es más, la mayor parte de las veces se minimizan y se legitiman entre el entorno social. Por lo tanto, no se reconocen como una muestra de machismo, o incluso, pueden costar de detectarlas, pero continúa manteniendo la estructura de poder patriarcal.

Los micromachismos atacan la dignidad de las mujeres, de forma casi imperceptible, puesto que son muestras arraigadas a la sociedad, y que mayoritariamente se realizan sin consecuencias. Por lo tanto, es necesario poner de manifiesto la desigualdad de estos actos normalizados, para combatirlos y frenarlos.

Ahora bien, la mayoría a veces, quien reivindica estas discriminaciones son mujeres, las cuales son retratadas como “exageradas”, como ha pasado con el caso Rubiales. Donde un beso no consentido, primero ha estado objeto de burla, y después, una vez denunciado por parte de las futbolistas, han sido acusadas de tener una respuesta desmesurada. Actualmente, entre algunos hombres es objeto de burla y de que “se tiene que vigilar con el que se hace con las mujeres, a ver si te pasará un Rubiales”.

Pero, aun así, es trabajo de todas las personas frenar esta forma de violencia y discriminación, puesto que despacio, puede escalar y convertirse en formas más graves de violencia hacia la mujer. Porque al final, cualquier muestra de machismo es un ataque más hacia la mujer.

Algunos ejemplos lo son los chistes sobre la menstruación, los feminicidios, de la suegra; el desprecio de las experiencias de las mujeres; el mainsplaining, que es explicar a una mujer más experta que tú una cosa (como un informático que le explica a una psicóloga el papel de las hormonas); el manspreading, que es el hecho que los hombres se sienten con las piernas abiertas, dejando sin lugar a las mujeres de su lado; o la carga mental, que dictamina que la normalidad de las mujeres es que tienen que ser las amas de casa, buenas madres, aplicadas al trabajo, la agenda de casa, y un largo etcétera, mientras que a los hombres se los felicita por llevar la hija al pediatra.

En resumen, mientras que el patriarcado es un sistema social que fomenta el poder y la autoridad de los hombres sobre las mujeres; el machismo es una ideología que sostiene esta superioridad masculina.

Por todo esto, existe el feminismo, que es el movimiento social, político, cultural y económico que busca la equidad de las mujeres, a partir de la sublimación de la mujer, para conseguir la igualdad efectiva. Y de este modo, eliminar la discriminación y violencia hacia la mujer.

Aun así, no busca odiar a los hombres o que ellos sean inferiores; por ejemplo, la mujer en la educación no ha desplazado a los hombres. Sino que, el feminismo también los beneficia; puesto que se enfrenta con el machismo que presiona a los hombres, como la masculinidad tradicional que dictamina las características que debe tener un “hombre de verdad”: no tienen que mostrar los sentimientos, siempre preparados por el sexo, violentos por naturaleza, tienen que ser el proveedor de la familia, que sea inconcebible que sean víctimas de violencia o violación por parte de una mujer, etc.

Por lo tanto, los hombres también tienen un lugar dentro del feminismo, sin ser ellos quien tengan el altavoz y los primeros lugares. La primera tarea que tienen que hacer los hombres es renunciar a su poder y los privilegios que tienen. Así, se tendrían que cuestionar sus creencias y conductas, escuchar las vivencias y conocimientos de mujeres, ceder el lugar a mujeres que quieran hablar, y sobre todo, frenar las conductas machistas de otros hombres; o incluso, ser el cambio de la realidad de las mujeres, como cambiar de acera cuando van detrás de una mujer.

También, esta ideología no es el contrario de machismo, sino que lo sería el hembrismo, el cual no existe. No hay ninguna sociedad actual ni pasada, que haya tenido una supremacía de la mujer.

Tampoco es correcto decir “ni machismo, ni feminismo: igualdad”. Es cierto que con el feminismo se busca la igualdad, pero el término “igualitarismo” no pone énfasis en la raíz del problema, puesto que el feminismo indica que quiere la sublimación de la mujer para estar al mismo lugar que el hombre, y así, conseguir la igualdad. Aun así, el término no fue elegido con voluntad, sino que Alexandre Dumas hijo, para ridiculizar las mujeres que pedían el voto femenino, las denominó “feministas” para insultarlas. Pero, las sufragistas se apropiaron de esta palabra burlesca y la hicieron suya.

Y después de leer todo esto, no puedes decir que no eres machista, porque es necesario que todas las personas seamos conscientes que hemos estado y que continuamos teniendo verbalizaciones y conductas machistas. Es normal, hemos crecido en una sociedad machista, ahora bien, es trabajo de todas revisarnos, hacer conciencia y realizar cambios.

También, es necesario entender que el feminismo no busca imponer ninguna creencia o conducta. El feminismo busca la conciencia y el cambio, por ejemplo, depilarse es un mandato social, pero no se busca criticar las mujeres que lo hagan. Sino que se muestra que esto ha sido impuesto y que puede hacernos sentir incómodas, pero se deja a la libertad de cada mujer si se quiere depilar o no. Por lo tanto, que cada mujer pueda ser libre de poder elegir.

Ahora bien, no todo está en manos de los de arriba, sino que podemos:

  • Ser conscientes de la alineación y escaparse, es decir, una mujer no puede ser machista, sino que es alineada, porque ella no puede ejercer este poder por el hecho de ser mujer, sino que tiene interiorizado un discurso que va contra ella.
  • Reunirnos con asociaciones feministas, para aprender y concienciarnos; para conectar y apoyarse con otras mujeres con los mismos valores; crear y debatir estrategias y acciones; y empoderarse.
  • Acudir a manifestaciones para defender los derechos y combatir las injusticias.
  • Educarnos para educar a otras personas.
  • Tener sororidad, que es la hermandad entre mujeres basada en la solidaridad de compartir experiencias, intereses y preocupaciones.

Así, siguiendo las palabras de Marie Shear, feminista y política: “El feminismo es la noción radical que las mujeres son personas.”

Anto Cantacorps Campos

Equipo de sexologia clínica y Salud hormonal Centre Psico

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