La envidia no es sana. Aprende a gestionarla
La envidia es una emoción inherentemente humana, pero también es tóxica y tenemos que aprender a manejarla. Una emoción tóxica no puede ser sana, es como decir que el veneno es sano.
Una emoción sana es la admiración, apreciar y reconocer las cualidades del otro o lo que ha conseguido. La admiración es incluso estimulante, y puede motivarnos a conseguir nuevos propósitos.
La envidia, en cambio, se basa en el deseo de lo que el otro tiene o es, y implica un sentimiento de injusticia que provoca sufrimiento.
Una idea para prevenirla?
La envidia parte de la comparación, por lo tanto cuando educamos podemos dejar de comparar los/as niños/as. Dejar de decir “Pedro saca más buenas notas que tú”. Las comparaciones en vez de estimular, puedes lesionar su autoestima.
Al contrario, recuérdale que no somos todos iguales pero él/ella puede destacar en aquello que le gusta, y que si se esfuerza más lo conseguirá. Siguiendo el ejemplo anterior, podrías decirle “Sé que puedes sacar más buenas notas”.
Cómo manejarla?
1) Identifica que sientes envidia, si lo reconoces tienes medio camino hecho.
2) Reconoce tus limitaciones y potencialidades y ponte expectativas realistas. No serás rico como Donald Trump en dos días, pero seguro que puedes gestionar mejor tu economía.
3) Racionaliza. La envidia tiene una mirada sesgada, contempla lo que el otro posee o el que es, pero no té en cuenta el esfuerzo que le ha supuesto conseguirlo. Piensa que seguramente se lo merece porque ha trabajado para conseguirlo.
Y recuerda que la admiración, al contrario, es sana y estimula.
