CÓMO CUIDAR TU MENTE Y TU CUERPO EN LA VUELTA A LA RUTINA. Recursos fáciles de atención plena en el día a día.

Si has hecho vacaciones durante el verano, otoño es una estación que va rápido. Vuelven las rutinas, las nuestras y las de los que dependen de nosotros. De esas rutinas, algunas se llevan mejor que otras y eso ayuda a equilibrar la balanza de la salud mental. Pero poco a poco, o tal vez más rápido de lo que nos gustaría, la balanza se va desequilibrando y el agobio, las preocupaciones o tal vez el estrés van ganando la batalla. Sentir que se ha vuelto a ese punto que no nos gusta, que no nos hace sentir bien y que queda mucho, demasiado, por delante.

¿Hay remedio? ¿Podemos hacer algo para mejorar, prevenir o intentar que la balanza no se desequilibre tan rápido? La respuesta es clara: sí, se puede. Nosotros podemos hacer cosas que nos afecten a nosotros mismos, a nuestras acciones, pero lo primero que hay que dejar bien claro es que no debemos poner el esfuerzo en intentar cambiar el contexto: las otras personas, algunas maneras de funcionar en el mundo laboral o en nuestra sociedad. A mí me corresponde ocuparme de mí y esta parte hay que aceptarla para poder poner el foco donde toca. Entonces, ¿qué puedo hacer? Toma nota:

  1. Levántate antes.

El objetivo es no tener prisa, poder hacer las cosas con calma facilita una respiración tranquila y no agitada, así como una mente más tranquila que puede poner la atención en la calma y no en la prisa y el caos mental que genera.

Sé que encontrarás un montón de motivos por los cuales no te compensa levantarte antes. Lo siento pero a la salud mental no le sirven, prueba un tiempo a darte ese espacio más tranquilo por las mañanas y valora qué te va mejor. Solo podrás tener una respuesta objetiva desde la experiencia, no solamente desde tus pensamientos.

  1. Haz del camino al trabajo, un momento para ti.

Cada persona tiene su historia, pero todos tenemos obligaciones, ya sean laborales o no, lo importante es que ese camino sea tranquilo. De nuevo, el hecho de no tener prisa va a tener una importancia principal. Si vas caminando, que sea un paseo agradable, si vas en coche que sea un momento de música agradable, podcast interesantes o simplemente de respiración tranquila. Y si vas en transporte público…¡tienes tantas opciones disponibles! Elige la que prefieras.

Solo hay una condición en cualquiera de las posibilidades, aquí la mente no pinta nada, no organices cosas, no pienses en temes pendientes, no dejes que tu mente te prive de un espacio que es tuyo. PON TODA TU ATENCIÓN en lo que estás haciendo, sintiendo, y en cómo se está sintiendo tu cuerpo. Eso es atención plena: estar de verdad allí donde estes, no estar pensando siempre, en lugar de estar y ser.

  1. Aprende a ducharte de forma consciente

El momento de la ducha puede ser un momento de poner orden al día, o de revisar lo que ha sucedido a lo largo del día. Te propongo que pares a tu mente, nada de lo que pienses se va a resolver en tu momento de ducha, así que pon tu atención en otro lugar: el agua. El agua cae por nuestro cuerpo y genera muchas sensaciones a las que no prestamos atención (porque tenemos todo puesto en la mente). Siente la temperatura del agua, siente su forma, toma contacto con el jabón en tu piel, siente su olor. Para la mente y siente qué sucede en esos minutos que solo te pertenecen a ti. Aprovechalos.

Haz lo mismo cada vez que te laves las manos. Es poco ratito pero concéntrate en sentir el agua, el jabón y todo lo que sucede.

  1. Incluye el deporte y una alimentación sana en tu día a día.

Lo sabes, lo lees por todos sitios, lo recomienda todo el mundo siempre…por algo será. Hacer ejercicio ayuda a gastar la energía emocional que se acumula a lo largo del día, además de todos los beneficios físicos que tiene. Y es que todas las emociones que sentimos nos van cargando de energía, la cual debe salir, de un modo u otro y el deporte es una manera muy eficaz de hacerlo. No hace falta mucho, simplemente que lo hagas. Y cuando el deporte ya forme parte de tu vida, hazlo conscientemente. Dale espacio, tranquilidad y respiración calmada. Pon atención a lo que haces y a cómo estás cuidando tu mente y tu cuerpo.

Y sí, hay que comer sano. ¿Por qué? Simplemente porqué ayuda a sentirse mejor. Lo que significa comer sano debe pautarlo un especialista porque puede ser diferente para cada persona. ¿Y no puedo tener caprichos? Debes tener caprichos, son imprescindibles para una mente tranquila y sobre todo flexible, la única condición es que son excepcionales y no frecuentes.

Un ejercicio de atención plena muy interesante es comer de manera consciente. Esto significa comer sin ninguna otra distracción. Nuestra atención estará en cómo como y en lo que siento al hacerlo y lo que me produce. En la boca pasan mil cosas mientras comemos en las que nunca nos hemos fijado. Te animo a que lo pruebes un día: pon atención a las texturas, los sabores, las partes de la boca, las diferentes sensaciones. Es toda una experiencia.

  1. Dormir bien, descansar mejor.

Tener una buena higiene del sueño es muy importante para la salud mental. Si no se descansa, nuestro cuerpo y mente están diferentes, más irritados, cansados, vulnerables…

Hay que enfocar en dormir las horas necesarias y tener una buena calidad del sueño. Te recomiendo que antes de cerrar los ojos para irte a dormir, dediques un tiempo a prepararte para un sueño reparador. Es muy importante que cierres las pantallas, es un momento para ti, dedica otros momentos del día a las pantallas pero no ahora. Durante unos minutos calma la mente, cierra los ojos, respira profundo y piensa en lo positivo que ha tenido el día. Agradece. Siente la energía del sonreír de verdad. Poco a poco, centra tu atención en tu respiración y aleja los pensamientos. Inspira, expira. Con atención plena, dejando pasar todo lo que pueda ir viniendo. Ahora no toca pensar. Si es un ejercicio que te cuesta, te recomiendo que uses cualquier un audio con una meditación para dormir. Unos minutos para parar tu mente, conectar con tu cuerpo y prepararnos para un sueño reparador.

No te abrumes, son pequeños cambios. Simplemente pruébalos poco a poco y a ver qué sucede. Pero no dejes que las excusas no te permitan tener una vida más saludable. Si lo que has hecho hasta ahora no te ha funcionado… cambia, pasa a la acción.

Sònia Muñoz Serrano

Psicóloga sanitaria y Terapeuta de Parejas en Centre Psico Lleida

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